Durante esta semana una noticia ha motivado el orgullo de latinoamericanos y, sobre todo, chilenos. Nos referimos al premio Hans Christian Andersen que ha obtenido Isabel Allende por su última novela Los cuadernos de Maya. Algunos medios han difundido la nota y lo han relacionado con el “nobel de la literatura infantil”, que lleva el mismo nombre del premio anterior. La diferencia es grande, uno es de una fundación danesa y recién se ha empezado a entregar desde el año pasado (la primera en ganarlo fue J.R. Rowling). El “nobel de la LIJ” en cambio se da desde 1956 y se entrega cada dos años. Isabel Allende no se distingue precisamente por ser una autora para niños, y si lo es para jóvenes es mas por adopción que por intención. Los jóvenes lectores han leído y se han sentido atraídos hacia algunas de sus obras por ser ágiles y ahondar bastante en los conflictos emocionales, sobre todo de mujeres.
Una autora latinoamericana de éxito siempre es motivo de alegría, pero no confundamos ni tratemos de llevarla a otras áreas que no le corresponden, y con esto nos referimos a que no pensemos que Los cuadernos de Maya es una obra “infantil” . Por otro lado queda en deuda una revisión de esta novela, ya que si por esta obra ha ganado casi 95,000 dólares entonces debe haber algo de lo que el inmortal Hans pueda sentirse contento y de que su nombre acompañe el galardón. Eso sí, Andersen debe sorprenderse un poco de la campaña mediática comercial que tiene la novela.