5. Factor clave

Si pudiéramos reforzar como concepto de lectura con prácticas concretas este hecho, sería enorme e invalorable el resultado, dada la atracción prodigiosa que el niño siente por conocer los vestigios de lo fantástico.
Esto es la escritura como medio de conservación y casi garantía de que lo fantástico existe, porque permanece inamovible en la página y en la palabra escrita como vehículo.
En donde se pueden depositar y guardar ideas, sentimientos, emociones, datos, que hacen la memoria de la humanidad en resguardo de las limitaciones del espacio y del tiempo real; siendo, de otro lado, éste un factor clave para el progreso humano.
En relación al niño, la lectura sirve:

a) Para no olvidar lo que se vive. (Función vital o vivencial del lenguaje).
b) Para comunicarse con los demás. (Escribir cartas, por ejemplo).
c) Para escribir hechos hermosos y encantadores. (Lectura y el testimonio de lo vivido).
d) Para guardar secretos. (Las confidencias en los diarios íntimos).
e) Para jugar. (Adivinanzas, nonsenses, jitanjáforas, chuzas, glosolalias, candombes).

6. Notables diferencias

De aquí se desprende algo crucial: que la lectura no sirve lo mismo para el adulto que para el niño. Esta es la gran brecha, la falla, la separación y la diferencia que nos hace mucho daño cuando se la desconoce.
Lectura para el adulto significará, por ejemplo, informarse e incluso medio para adquirir prestigio profesional; algo útil para hacer negocios.
Para el niño predominará el mundo de la fantasía, del juego, de la diversión, el paseo, la gracia, el secreto y hasta el mundo fascinante del poder.
Hay entonces notables diferencias en la motivación que tienen los adultos con respecto a la que tienen los niños en relación a la lectura.
En consecuencia, no apliquemos modelos ni esquemas generales, descubramos más bien qué inquietud e interés puede significar la lectura para cada niño en particular.
En dicha perspectiva, y pensando la lectura en relación al niño, ella sirve para esclarecer todo aquello que afecte directamente a su vida afectiva. He aquí entonces algunas pistas:

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