Leer nace en el regazo materno

7. Su raíz y cogollo

Para poder hacer que el niño lea espontáneamente, aspecto importante es ubicar y comprender la lecto-escritura como un aspecto instalado en el ámbito de la cultura de los pueblos.
Consecuentemente no es favorable conceptuarla como un problema meramente educativo o pedagógico siendo más bien un asunto inherente a la cultura y a la condición humana: por eso es bueno desescolarizarla en su principio y en su base, para que el niño entienda que ella vale para ser un hombre pleno y cabal sobre la tierra.
No debemos entonces confinarla a las aulas de clases, ni esperemos que sea la institución educativa la que se encargue protagónicamente de resolver los problemas que le son inherentes.
Quizá la escuela en parte tenga que encargarse de su desarrollo pero su raíz y cogollo es el hogar, porque su naturaleza y dimensión es muy grande como para que la reduzcamos al horario lectivo. Y aquí vale la pena otra vez recalcar en el enorme rol o papel de la literatura infantil en favorecer una relación óptima con la lectura y escritura.

8. Un mundo íntegro

Y así como el lenguaje es un producto cultural, igualmente la lectura y escritura lo son. Y es la interacción de factores internos y externos a las personas lo que incita a leer.
Es en ese campo entonces donde hay que favorecer el proceso constructivo de la lectura y de la escritura, creando un ambiente alfabetizador y situaciones que permitan la interacción con la lengua escrita en la casa, vinculada la lectura al regazo materno, bajo el techo familiar y en la mesa de comer,
Y los padres al mismo tiempo que el sustento de alimentos que les prodigamos a los hijos cada día, hemos de prodigarles también el sustento de los alimentos espirituales para sus vidas.
Porque más que hijos de los padres que tenemos somos hijos de nuestras lecturas y de los libros que hemos leído. Ellos han formado y forman de modo inacabado nuestro ser y nuestro espíritu, ellos también son nuestros progenitores.
Ellos nos han dado no solo una casa sino un mundo íntegro, vasto; con caminos, posadas, castillos; con pueblos, villas y ciudades.

9. Conversación y contacto con Dios

Ellos nos han abierto un mundo con ríos que crecen y lagunas que se amplían; con tierra fecunda para cultivar, con lluvias y climas diversos; con mares y océanos infinitos para navegar.
Porque el ser humano que no adopta la lectura como una actividad permanente se pierde la posibilidad de desarrollar su destino con libertad sobre la faz de la tierra.
Porque quien no sabe leer un libro no sabe leer la vida, la realidad ni comprender a las personas, ni al mundo que habita.
Quien no sabe leer de modo frecuente no conoce ni el presente, ni el pasado, ni el futuro. Será siempre una persona limitada, no hábil y hasta inepta para construir significados en toda situación.
Quien no adopta la lectura como una realización continua será una persona con algunos esquemas básicos muy simples pero sin la capacidad de renovarse ni enriquecerse paulatinamente.
Porque Dios está en el libro. Y el libro y la lectura son conversación y contacto con Dios.

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