El miedo en la escuela está de moda. Es anécdota común entre docentes de hoy que, cuando hay hora de película en el aula, los alumnos de 8 o 9 años eligen, por ejemplo, Chucky; lo que lleva a concluir que el miedo ya no es lo que era y los niños no sienten lo mismo que los de antes frente a elementos como monstruos. En algún aspecto es positivo, ya que ha permitido que elementos fantásticos como fantasmas, duendes, casa encantadas y monstruos no estén ya lejanos de los textos infantiles (si es que en algún momento los prejuicios los alejaron) y los niños puedan enfrentarse a sus temores a través de la protección que brinda la literatura y un maestro que dialoga con él.

En este sentido, aunque tal vez para no los tan pequeños, María Consuelo Villarán, docente, ha publicado desde el 2010 una serie de relatos que beben de la vida diaria, casi leyendas urbanas adaptadas a un lenguaje sencillo y coloquial, bien trabajadas a nivel literario y que han sido reunidas en dos libros titulados “Historias de terror”. Cada historia logra comunicar lo que el género necesita: miedo, angustia, suspenso, cotidianeidad. Los personajes de los relatos son gente común, amas de casa, campesinos, obreros, oficinistas, la ciudad de Lima y sus misterios vistos a través de sus habitantes.

A nivel didáctico ayuda no solo el lenguaje, sino también la ubicación de la zona donde suceden los hechos de muchos de los relatos:

“En la calle Morales Duárez, la familia Pérez Alva celebraría el advenimiento del nuevo año.”

“Hacía pocos meses que Mariano Flores trabajaba en la Biblioteca del Congreso, situada en el antiguo local de la Inquisición, en la plaza Bolívar”.

“Se estaba demoliendo el panóptico situado entre el Paseo de la República y el Paseo Colón. Allí trabajaba Nicolás Berríos, mulato fornido que acababa de ser despedido de la fábrica de tejidos El Sol”.

Las oraciones cortas propias de alguien que esta “contando” algo, la descripción precisa de las emociones y la anécdota en un contexto real son ingredientes suficientes para que quede la duda de que si el relato pasó o no.

La edición del 2011 tiene, luego de cada historia, una serie de actividades que pueden ayudar a los maestros a trabajarlas con los alumnos. Se agradece que tengan un estilo sugerido, no impositivo, de tal forma que el texto como tal también puede ser disfrutado sin el material didáctico. Acompañan las ilustraciones a color de Jorge Renzo Bravo Herbozo.

El trabajo de María Consuelo Villarán y de la editorial Bruño es importante porque recupera algo poco trabajado en otros libros juveniles peruanos: las leyendas urbanas, las de una ciudad como Lima que vive tanto la modernidad rodeada de un pasado que permanece vivo en monumentos, calles, casonas y que relatos como los de estre libro, donde puede esconderse un alma en pena, un demonio peligroso o un duende juguetón.

Datos del libro

Historias de terror

María Consuelo Villarán

Editorial Bruño. 2.da edición, 2011.

216 pp.

[easyreview cat1title=”Calificacion de C&P” cat1rating=”4″ cat1detail=”Muy buen material de historias de terror urbanas.”]

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