El libro del cementerio (Neil Gaiman)

El libro del cementerioHablar de Neil Gaiman es hablar no sólo de comics sino también de libros. Escritor británico, ha sabido forjar una carrera como guionista de historietas que alcanzó su punto más álgido con la obtención del World Fantasy Award a su historia corta “Sueño de una noche de verano” (cuyo personaje central era, por supuesto Shakespeare) que pertenece a su genial obra en cómic Sandman. El premio tuvo un costo, la queja de los demás concursante fue tal que nunca más se dejó participar a un cómic en esta premiación.  Han pasado muchos años desde aquella premiación en 1991 y ahora, casi para demostrar que no sólo de cómics vive el hombre, Gaiman sigue cosechando premios esta vez por escribir relatos de terror, curiosamente pertenecientes al género infantil, donde es conocido, entre otras, por obras como Coraline (de la que hay una película animada)  y  por la que ahora reseñamos: El libro del cementerio.

The graveyard book (‘El libro del cementerio’) ha ganado (o su autor, según lo quieran ver) el premio Hugo del año en 2009,  año en que  fue publicada. La rapidez puede ser justificada por el tono de la historia y su manejo,  copio la sumilla que presenta la editorial Roca en su web:

Escuchad esta trágica historia: una familia que duerme, un asesino sin compasión y una criatura aventurera, un huérfano que escapa de la muerte. ¿O no?
El pequeño escapa del peligro y consigue gatear hasta lo más alto de la colina. Detrás de la valla que se encuentra, existe un lugar oscuro y tranquilo, un cementerio lleno de una vida especial.
El niño es recibido allí donde los muertos no duermen y todos los que allí habitan deciden brindarle su protección, porque fuera, tras la valla que separa a la ciudad de sus fantasmas, el asesino vil espera pacientemente.
El niño sin padres, sin lugar en el mundo, sin nombre, será acogido por los espíritus amables, que hacen un pacto para protegerlo. Lo llamarán Nadie, porque no se parece a nadie más que a sí mismo. Será Nad para sus “padres”, Nad para sus compañeros de juegos, niños que nunca más crecerán, Nad para su mentor. Y Nadie para el hombre que lo busca para matarlo.

Imagen 2 (El libro del cementerio)Un niño huérfano, un asesino, un protector y una profecía, son elementos comunes de muchos cuentos o historias de fantasía, por ejemplo los hallamos como ingredientes esenciales de la saga de Harry Potter. Poder identificarlos es una puerta de ingreso al libro, de hecho, estos elementos conocidos en el inconsciente del lector permiten que pueda adaptarse rápidamente a una historia con pocos elementos ambientes conocidos: tenemos una casa, un cementerio, una ciudad (Londres) y algo más. Lo curioso es que es el cementerio el lugar central de toda la acción (de ahí el sentido del título, antes que del personaje) zona donde la historia empieza y podría terminar. El cementerio se convierte en el contexto inmediato de toda la acción donde Gaiman lleva de paseo al lector a descubrir sus secretos: por ejemplo el detalle de las lápidas y los epitafios es genial en este sentido. Se explica porque Gaiman es un maestro en crear ambientes tenebrosos sin que necesariamente llenen de miedo al lector; comparte ese don con el cineasta Tim Burton: básicamente puede lograr convertirnos en un tipo de lector gótico al que le va diluyendo poco a poco ese temor primitivo frente a lo desconocido (la puerta de los ghouls es un claro ejemplo).
Lo que domina en ELDC es un terror sutil, equilibrado con las experiencias propias de un joven (Nadie) que está creciendo, aparecen personajes “típicos” (el gruñon, el romántico, el intelectual, la señora bonachona, entre otros) pero que están muertos, resaltan los dones, surgen peligros, antiguas historias por desentrañar, todo esto se encuentra en ELDC como un relato, ordenado, pulido que cumple con las expectativas del que sabe que se va encontrar una historia del género de terror y misterio.

Por otro lado, algo más de análisis hace resaltar las referencias literarias que no son nuevas en Gaiman y que van más allá de Harry Potter, es imposible no pensar en Tarzán o Mowgli (como orígenes) al momento de leer el inicio del libro y, al menos por las ilustraciones, en Oliver Twist para el físico del personaje. Desde esta vertiente hay mucha tela por cortar. Gaiman ha dejado esas pequeñas referencias para entretenernos más y mantener la presencia de los clásicos como fuente inagotable de sus creaciones.

En suma, un libro que hara las delicias de todo lector que guste del relato de aventuras, fantasía, misterio y terror como ingredientes bien equilibrados en un libro para todas las edades, eso incluso tomando en cuenta la publicidad que limita hasta los 12 años su lectura. La edición de la que nos hemos servido para esta reseña es la primera en español editada por la editorial Roca en España, la cual pudimos adquirirla a través de Amazón. Ahora vemos que ya hay una tercera edición (en solo año y medio), eso habla muy bien del libro. Las ilustraciones son de Chriss Riddell, conocido ilustrador y, a veces, escritor británico. Lo malo es que la portada original inglesa (que acompaña en este artículo) ya no está en la tercera edición; coincidimos con comentarios en la red que la portada original es más atrayente (revisar enlace de Amazon si les queda duda).
Un excelente regalo para algún joven y con suficiente material poético para poder trabajar en la clase si deseamos leerlo con alumnos (¿alguien mencionó una visita al Presbítero Maestro acá en Perú?), de paso nos saltamos el tema tabú de “la muerte” en la literatura infantil.
Lee un extracto del libro

[easyreview cat1title=”Calificación de C&P” cat1rating=”4″ cat1detail=”Entretenido, ágil aunque con algunos clichés propios del género. Si se desea trabajar en el aula se puede complementar con la visita a un cementerio antiguo y de valor histórico de la localidad.”]

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