Zoológico Moral: Pinocho y los animales

Pinocho

La personificación de animales dentro de un relato es un recurso muy antiguo y ya clásico. Desde las fábulas de Esopo pasando por las metamorfosis de Ovidio o los «enxiemplos»  de la literatura española hasta la contemporánea Crónicas de Narnia, siendo el primero el más conocido y el que dio origen al uso moralístico de aquellos seres. Básicamente, se usan los animales para representar cualidades, virtudes o defectos de las personas (el zorro representa la astucia, el león la fiereza, la gallina a los temerosos, etc.) Esta misma idea fue manejada luego en los famosos bestiarios medievales, pero usando animales de características más imaginativas. Aquellos libros ilustraban alguna lección moral sin el uso de una historia, tan sólo exponían las características del animal para luego —en base a eso— compararlo con algún personaje (casi siempre un santo) o virtud. Los narradores y dibujantes también usaban los animales para aleccionar o disfrazar críticas manejando los referentes inmediatos de sus lectores, esto  llevará posteriormente a la creación de la caricatura (son conocidas las ilustraciones medievales de burros o monos vestidos como Papas y obispos enseñando).

Como vemos, crítica y enseñanza han sido los fines dispares pero en simbiosis con que los narradores han usado a los animales. En esta línea, Carlo Collodi con Pinocho lleva el manejo de una fauna literaria a niveles de humor (y crítica) sin detrimento de la función didáctica a la que estaba obligado como autor de un relato para niños. Y es que casi todos los animales del famoso cuento de Collodi, sobre todo los que “educan”, tienen destinos ejemplificadoramente trágicos, inesperados e irónicos. Hagamos una pequeña visita a la variada fauna de Pinocho.

El primer animal que nos recibe es el grillo, un tipo “paciente y filósofo” —según lo señala el autor—  que termina aplastado por un madero que lanza Pinocho por el mero hecho de haberle «fastidiado» llamándole la atención para que se porte bien. Aunque luego aparece a lo largo del relato casi como un espíritu, siempre tendrá el recuerdo de que Pinocho lo mató.

Ahora observaremos a un mirlo blanco, el cual corre la misma suerte que el grillo cuando advierte a Pinocho del peligro de la compañía del gato y la zorra; no bien acaba de hablar es devorado rápidamente por el mismo gato. Luego, un cangrejo critica el juego de manos de Pinocho y sus amigos con la clásica frase de “juego de manos juego de villanos” sólo para recibir el insulto del mismo.

La idea que maneja Collodi es la de que siempre los «moralistas» terminan siendo molestos, el tipo de muerte que les brinda es casi motivo de risa para los —pequeños— lectores. Lo curioso es que el relato mismo también tiene un gran carga moral ejemplificante. La ironía es de doble entrada ya que los niños, burlándose de los animales, siguen el relato y terminan aleccionados por la misma ironía del castigo del protagonista; por otro lado, los que busquen «educar» a los niños basados en el enfatizar las desgracias de Pinocho, se verán también retratados en esos animales. Como se ve es una crítica para ambos lados, el relato en este aspecto es una botella de Klein[1].

La zorra y el gato, los primeros villanos del cuento, son una pareja que sigue un arquetipo esópico (astucia y ambición), ambos acompañan a Pinocho durante una parte del viaje con la intención de robarle sus monedas de oro. Lo curioso aquí es que, a ojos críticos, se descubre dos formas representativas de la enseñanza en los cuentos: la clásica y la moderna, Esopo y Collodi. El añadido dramático, propio de la segunda forma, se da cuando los villanos matan al protagonista y que sirve para que Collodi acabe por primera vez con Pinocho.

Luego de estas atracciones principales podremos ver otros animales que son figura y portavoces de ironía y humor: la burla en boca de un papagayo por el engaño del cual Pinocho ha sido víctima, luego la ironía mordaz con unos gorilas que fungen de jueces, los cuales castigan a los inocentes y liberan a los culpables (una clarísima crítica a muchos sistemas judiciales) y que aunque puede motivar risas en un niño, es el adulto el que podrá observar el real significado de aquellos animales.

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